Llegar con G.P.S. no es lo suyo.
Durante centenares de años los peregrinos han llegado a Santiago guiados por la intuición, por el testimonio de otros, por las estrellas, por las indicaciones compostelanas en los cruces de caminos… pero, sobre todo, guiados por la inquietud de un corazón que quiere llegar y que mueve los pies, cansados, llagados, con la ilusión del que tiene una meta.
Pero nosotros llegamos con G.P.S. Y no hicimos el camino sino que invertimos una semana de nuestras vacaciones en acoger a los que sÍ lo hicieron.
Que los que lleguen encuentren todo limpio y acogedor. Que encuentren calor de hogar. Que descansen antes de emprender el verdadero camino. Acogida sencilla pero sincera; humilde pero respetuosa.
Y qué fácil resulta trabajar con quienes comparten tu mismo carisma. Nosotros, desde el Grupo de San Francisco de Granada, nuestra comunidad, trabajando en casa de nuestros anfitriones, los franciscanos del convento de Santiago de Compostela.
Cada mañana, al limpiar, la ilusión de dejarlo todo agradable para que el que llega se encuentre a gusto. Cada tarde, al abrir la puerta, encontrar personas nuevas, llenas de vida, deseosas de compartir su experiencia pero, sobre todo, de “digerirla”. Cada noche orar juntos, fundirnos en un abrazo de paz en medio de un mundo violento. Y frente al Cristo que habló a Francisco de Asís, la misma pregunta: ¿Señor, qué quieres que haga?
Invertimos una semana de nuestras vacaciones pero no hay entidad que ofrezca un tipo de interés más alto: Es verdad que el Señor devuelve el ciento por uno.
Arantxa, Diego y Rocío