Al terminar tu camino ...
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TESTIMONIO ACOGIDA DE PEREGRINOS

“Testimonio de Emilio José de la Iglesia Lema

El presente texto responde a una invitación hecha por Paco para que plasmase por escrito mi experiencia en la acogida de peregrinos que se lleva a cabo en el Convento de San Francisco de Santiago. En primer lugar deseo presentarme a tod@s los que leáis esto, mi nombre es Emilio, tengo 23 años y soy catequista en el Convento de San Francisco en Noia. Estuve realizando la acogida de peregrinos desde el día 1 hasta el 6 de Agosto del presente año. Período de tiempo que a pesar de su brevedad me ha marcado enormemente y me ha hecho experimentar sensaciones muy poco habituales en nuestra vida diaria.

En el tiempo que colaboré en la acogida pude disfrutar con la presencia de peregrinos que, llegados desde distintas tierras de este mundo, compartían un objetivo común: llegar, tras arduas jornadas, a su destino deseado, que no es otro que Santiago de Compostela. Yo nunca he hecho el Camino de Santiago, pero a través del diálogo con los peregrinos he podido hacerme una idea de las motivaciones que les impulsaron a realizarlo y de lo que han sentido y en qué medida ha influido en sus vidas. El contacto con los peregrinos, a pesar de que eran un gran número, me ha marcado la vida. Creo que difícilmente olvidaré las caras de muchos de esos peregrinos o mejor dicho AMIG@S con los que intercambiando unas palabras o unos gestos por problemas de comprensión con los idiomas creamos unos fuertes lazos de unión. Había tres momentos que vivía con especial intensidad: la llegada del peregrino, el momento de oración del que disfrutábamos en la capilla del Convento y la despedida:

El peregrino cruzaba la puerta del salón donde pasaría la noche con cierto despiste y no sabiendo bien donde estaban. En ese momento se les invitaba a sentarse un rato donde charlando con ellos hacíamos un primer contacto presentándonos, comentándole un poco el sentido del proyecto de la acogida de peregrinos y preguntándole acerca de sus vivencias en el Camino y de su impresión de Compostela. Luego ayudándole con su mochila le acompañaba al lugar donde podría descansar. Otro de los momentos más intensos que vivía a diario era el momento de reflexión y oración que teníamos en la capilla. Tengo que decir que algunos peregrinos subían a la capilla con cierto recelo porque desconocían lo que iba a suceder. En la capilla, Fray Paco Castro con una atmósfera acertada creada con el juego de luces y de música conseguía un ambiente de recogimiento y muy propicio para la reflexión. El punto álgido de la Oración por la Paz llegaba cuando nos deseábamos la Paz los unos a los otros. Jamás olvidaré los besos y abrazos recibidos en ese momento porque sé que eran gestos sinceros y que salían del corazón. Esos momentos han sido de una enorme emoción y alegría, donde expresábamos lo mejor del ser humano y por lo que debemos luchar cada día, cada hora, cada minuto. Esos instantes eran una manifestación de AMOR, de deseos de paz entre personas que en muchos casos apenas se conocían. El otro momento de gran intensidad y que se ha gravado en mi memoria es el de la despedida. Han sido unas despedidas muy conmovedoras, donde los peregrinos mostraban su agradecimiento por la acogida y sobre todo por el clima adecuado que existía para meditar y extraer las enseñanzas de su Camino. Nunca pensé que sería tan difícil la despedida de una persona con la que apenas compartí una tarde o unos minutos de conversación que a veces era con gestos por problemas de idioma. Pero en el Convento de San Francisco se ha obrado el milagro de la comunión entre las personas, del amor sincero entre los hombres y mujeres a pesar de las diferencias culturales, de edad, de religión…, a pesar de todas las cosas que condicionan nuestra vida cotidiana (clase social, nacionalidad, nivel cultural, apariencias,…). Por todo esto en la despedida dolorosa nos fundíamos en un intenso y sobre todo sincero abrazo con deseos de volver a vernos algún día y también en ocasiones con lágrimas por ambas partes. Con la despedida concluían su camino y regresaban a sus vidas, pero como bien dice Paco Castro en realidad empieza su camino, el camino de la vida que en muchos casos se realizaría con un profundo cambio.

Por todo lo dicho, he vivido una semana revolucionaria en mi vida, he comprendido realmente el sentido de palabras que muchas veces por tanto usar se han vuelto vacías de contenido, he vivido y comprendido lo que es la solidaridad, el amor sincero, la paz que debemos perseguir cada uno,… He comprendido, en definitiva, lo que realmente vale la pena en esta vida y por lo que hay que “luchar”. Como decía, nunca he hecho el Camino, pero ha surgido en mí la necesidad de hacerlo, pero por el momento he comprendido cómo el Camino implica una revolución en el peregrino descubriendo cuáles son las auténticas prioridades de esta vida. Para finalizar quiero agradecer a los Frailes del Convento de San Francisco su acogida y la amabilidad y cariño con el que me trataron y que lograron que me sintiera como en casa. Agradecer a mi querido Paco el que me haya permitido disfrutar de esta excepcional experiencia y eso sí, decirle que me vaya reservando una semana para el próximo verano, porque me encantaría repetir esta experiencia. Sin más aprovecho para saludaros a tod@s y desearos PAZ Y BIEN.

Bendición de San Francisco de Asís

El Señor te bendiga
y te guarde;
te muestre su faz
y tenga misericordia de ti.
Vuelva a ti su rostro
y te conceda la paz.
El Señor te bendiga,
hermano León.

Señor, haz de mi un instrumento de tu paz.
Que allá donde hay odio, yo ponga el amor.
Que allá donde hay ofensa, yo ponga el perdón.
Que allá donde hay discordia, yo ponga la unión.
Que allá donde hay error, yo ponga la verdad.
Que allá donde hay duda, yo ponga la Fe.
Que allá donde desesperación, yo ponga la esperanza.
Que allá donde hay tinieblas, yo ponga la luz.
Que allá donde hay tristeza, yo ponga la alegría.

 

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