Acogida
Y aquí estamos, ya llegamos,
no es el final, no es el principio,
es un paso del camino,
es un paso firme en un camino nuevo,
Entramos en Tierra Santa,
en anchos muros, en siglos de antigüedad,
pero miramos lo invisible, lo intocable,
sus facciones, sus sonrisas, sus ojos,
donde hay paz, donde hay silencio,
donde la amabilidad es naturalidad,
Tres compañeros y un Santo nos recibieron,
nos acogieron una familia de Ángeles,
y entre todos vivimos, crecemos.
Los tres, uno a uno, nos mentaron,
rápido, pero como lo haría un padre,
para dar lo mejor a un tiempo.
Esta poesía nace de la acogida recibida en el Convento Franciscano.
Este ya era un lugar entrañable para nosotros, hace dos años ya habíamos sentido su magia cuando nos acogieron como peregrinos; en esta ocasión, llegábamos a la Casa de Francisco como voluntarios.
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