Carlos Amigo Vallejo -
Carta Pastoral

Nuestra Iglesia Diocesana
25 Noviembre 2007

 

"Caminando con Cristo"

Parroquias, comunidades de vida consagrada , asociaciones, hermandades, movimientos apostólicos, nuevas comunidades eclesiales y los fieles todos, formamos esta familia particular del pueblo nuevo de Dios y que llamamos Iglesia diocesana.

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No se trata de un extenso grupo organizado, sino de una verdadera comunidad de hombres y de mujeres llamados en Jesucristo y que han recibido el bautismo.

El obispo es, a la vez, maestro y pastor, como sucesor de los apóstoles y el que da la unidad a la diversidad de vocaciones, ministerios y actividades pastorales.

En la realidad de este mundo

Nuestra condición de cristianos, no solamente no nos aleja de la realidad social en la que vivimos sino que nos obliga ser auténticos y creíbles testigos de nuestro Señor Jesucristo en medio de ese mundo.

Una ejemplaridad activa, que no es indiferente a la realidad, tantas veces difícil y dolorosa en que viven nuestros hermanos. Esa situación nos interpela y urge a salir con el remedio a tanta necesidad. Pensemos, por ejemplo, en los inmigrantes, en tantos y tantos marginados por causas muy diversas, en los que no tienen fe, en los jóvenes desorientados, en las familias destruidas...

Como una diócesis concreta, tenemos una particular vocación, que proviene del bautismo, pero también de la historia y tradición de esta diócesis, y que se nos ha dejado como gozosa herencia y responsabilidad. Esta vocación particular se refleja, de modo ejemplar, en la vida de aquellos que componen el catálogo de nuestros santos, y que están en la mente de todos.

Nuestra propia identidad

Gracias a Dios no tenemos crisis de identidad. Sabemos muy bien cuál es nuestro origen y vocación: Cristo. También conocemos la misión que hemos de llevar a cabo: anunciar su Evangelio con obras y con palabras.

Ahora bien, una diócesis, en este caso la nuestra de Sevilla, tiene que dar forma permanente a esa vocación y ministerio universal. Y lo hace a través de su organización peculiar, siempre encaminada a la evangelización.

Junto a este cometido primordial, está la incuestionable obligación de la caridad, vivida en formas tan diferentes y siempre con el compromiso de dar respuesta a las muchas y concretas necesidades y carencias de los pobres.

No basta estar bautizado e inscrito en la lista de los pertenecientes a la Iglesia católica en la diócesis de Sevilla. Hay que vivir prácticamente la fe y los sacramentos y participar en las acciones propias de la Iglesia.

Con el fin de dar unidad a las distintas acciones y programas, periódicamente se hace una revisión, y de ella nacen los planes pastorales, con los que queremos subrayar el campo al que debamos prestarle una particular atención. Este año, por ejemplo, el objetivo prioritario es el de la juventud y de la familia.

Caminando con Cristo

En nuestros planes y proyectos pastorales, no queremos otra cosa que seguir fielmente lo que de Cristo y de los apóstoles hemos recibido, actuando de tal manera que sea una acción apostólica, que llegue a todos y esté presente en cada una de nuestras acciones pastorales.

Nuestra Iglesia de Sevilla no puede dejarse atrapar por las dificultades que surgen de un lado y de otro. Confiamos en el Espíritu de Dios que nos guía y fortalece. Pero tendremos que estar atentos a los problemas que se presentan y afrontarlos con la ayuda del Señor.

La fuente en la que hemos de beber es la del amor de Cristo. No se agota nunca. Muchas veces, el desánimo y la flaqueza provienen, no por falta del "agua viva", sino por la desgana y no querer beber. Hay que acudir a los manantiales de la vida cristiana, que son los sacramentos, particularmente los de la penitencia y la Eucaristía.

Hemos sido llamados a formar esta querida familia que es la Iglesia de Sevilla. Entre todos tenemos que ayudarla a seguir realizando su labor evangelizadora y pastoral. A todos nos compete el servirla y procurar el sostenimiento económico de sus instituciones y de su labor caritativa y social. Este año hemos emprendido una nueva campaña sobre la ayuda y financiación de la diócesis. Ruego encarecidamente a todos que le prestéis la máxima atención.

tCon mi gratitud y bendición
Carlos, Cardenal Amigo Vallejo
Arzobispo de Sevilla