"Rioseco homenajea a su paisano el cardenal Amigo con una escultura en el atrio de San Francisco"

(En la imagen: en compañía de dos hermanos para evidenciar la escala de la escultura)

Una cariñosa ovación de sus paisanos saludó la entrada del cardenal arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo, al traspasar la puerta de hierro que da acceso al atrio del museo de San Francisco. Los vivas y aplausos de cientos de vecinos que se agolpaban a la entrada, sirvieron de prólogo al descubrimiento de la escultura en honor del que es hijo predilecto de la Ciudad de los Almirantes, en el patio del compás. Junto al insigne franciscano, estaban el alcalde Artemio Domínguez, la autora de la escultura, Belén González y el presidente de la Diputación, Ramiro Ruiz Medrano.

Tras descubrir el bronce -en el que el franciscano aparece de pie vestido de cardenal con más de dos metros de altura-, el purpurado dijo sentirse tan cerca de su pueblo y su gente, que «el estar junto a ellos es lo que me emociona». Luego prosiguió: «Aquí se ha hecho una estatua y se lo agradezco muchísimo, porque es un gesto de cariño y generosidad y un homenaje a todos los franciscanos, que han pasado por este convento». Cuando se le preguntó si se reconocía en la escultura, fray Amigo aseguró sentirse identificado «más que con el retrato, con su significado completo y la expresión que la autora ha captado». Antes de entrar en el iglesia, muchos paisanos no pudieron contenerse y se acercaron para besar el anillo cardenalicio. Otros, presa de la emoción y el cariño se fundieron en un cercano abrazo. La nave central del templo, hoy convertido en museo de arte sacro, gracias al Proyecto Almirante, estaba repleta de sillas que ocupaban los cientos de vecinos que asistieron a la misa concelebrada por el cardenal y trece sacerdotes entre los que se encontraba el equipo sacerdotal riosecano, una representación franciscana de Valladolid y el vicario general Felix López Zarzuelo, entre otros.