AL FINAL DEL CAMINO…
CONVENTO DE SAN FRANCISCO DE SANTIAGO DE COMPOSTELA

Artículo de Paco Castro ofmsantiago. Publicado en 'Lugares de peregrinación'. Revista italiana.

Santiago de Compostela es una ciudad que se ha convertido en un símbolo de comunión entre culturas. Su génesis cristiana tiene una fecha de nacimiento esencial, el siglo IX, en el cual, según la tradición, un ermitaño llamado Paio, que vivía en una ermita en medio de un bosque, contempló en la noche el resplandor de una estrella, lo que fue interpretado por el orante como un signo divino. En la espesura del bosque se descubrieron los restos mortales de un cristiano importante de los primeros tiempos. La tradición sostenía que Santiago Zebedeo había sido el encargado de traer la buena noticia evangélica hasta los confines occidentales, el Finisterrae, en donde también había sido sepultado después de su martirio en Jerusalén. De ahí que la ciudad fuese bautizada con el nombre de Santiago completado con el de “campus stellae” (campo de la estrella) en alusión al signo celestial. Desde aquel mismo instante se desencadenó el fenómeno de las peregrinaciones, especialmente intenso entre los siglos XII y XV, y recientemente recuperado, lo que ha llevado al Consejo de Europa a declarar el Camino “francés” como primer itinerario cultural europeo, y a la UNESCO a declarar a la ciudad y su Camino patrimonio universal de la Humanidad, entre otras distinciones.

La tradición quiere ver en el mismísimo San Francisco de Asís (peregrino a Compostela hacia 1214) al fundador del convento que hoy lleva su nombre. La imaginación popular, siempre ávida de saber, tejió las más variadas leyendas en torno al hecho fundacional. La más sólida se recoge en una gran lápida sita actualmente en la portería del convento:

“Viniendo nuestro padre San Francisco a visitar al Apóstol Santiago, hospedole un pobre carbonero llamado Cotolay, cuya casa estaba junto a la ermita de San Paio en la falda del monte Pedroso. De allí salía el Santo al monte a pasar las noches en oración. Allí le reveló Dios era su voluntad la edificación de un convento en el sitio donde está, llamado Val de Dios y Val del Infierno, y sabiendo el Santo era del monasterio de San Martín, pidióselo al padre abad por amor de Dios y ofreció ser su forero y pagar en cada año un cestito de peces. Aceptó el padre abad y de ello se hizo foro firmando el Santo, del cual dan fe los ancianos de San Martín han visto y leído. Habido el sitio dijo el Santo a Cotolay: “Dios quiere que me edifiques un convento de mi orden”. Respondió Cotolay que cómo podía un pobre carbonero – “Vete a aquella fuente”- dijo el Santo- que allí te dará Dios con qué -. Obedeció Cotolay y halló un gran tesoro con el que edificó este monasterio. Bendijo Dios a la casa de Cotolay; casó notablemente. Fue regidor de esta ciudad y edificó los muros de ella que ahora van junto a San Francisco y antes iban por la Azabachería. Su mujer está enterrada en la Quintana y Cotolay, fundador de esta casa, en este lucilo que para sí escogió. Falleció santamente el año del Señor de 1238”. Y de ello dan fe un sarcófago y una inscripción alusiva.

EL CONVENTO ACTUAL

El convento de San Francisco se sitúa a tan sólo 150 metros de la catedral compostelana, que custodia los restos de Santiago Apóstol. El edificio se estructura básicamente en torno a dos claustros: el “de la fuente” y el “de cristal” (ambos del siglo XVII). Del conjunto arquitectónico destacan una serie de espacios:

“MUSEO DE TERRA SANTA”: Se sitúa en el piso superior del claustro “de la fuente”. Abrió sus puertas al público en 1993 con el fin de mostrar permanentemente piezas provenientes en su totalidad de Tierra Santa. La exposición supone la posibilidad de viajar en el tiempo para conocer más y mejor la historia de los pueblos que, sucesivamente, desde el Paleolítico hasta el siglo XX, han ido poblando los lugares geográficos que conoció Jesús de Nazaret. (ver web Museo T.S.)

“ARCOS OJIVALES”: Actualmente se ubican en uno de los vértices del claustro “de la fuente”. Pertenecían al primer edificio gótico. Sus vanos fueron recubiertos recientemente con cinco vidrieras visibles desde el interior de la antigua sala capitular y que refieren acontecimientos tales como el traslado y sepultura de Santiago Apóstol en el “Finis terrae” o la venida de Francisco de Asís a la ciudad y la consiguiente fundación del convento.

“SALÓN CARLOS V”: Se sitúa entre los dos claustros. Debe su nombre al emperador Carlos V de España y I de Alemania que aquí reunió cortes en 1520. Actualmente este espacio está habilitado como sala de vídeo y de conferencias.

“COMEDOR MONUMENTAL”: Se accede al mismo desde el claustro “de cristal”. Era el refectorio de los frailes (llegó a haber más de un centenar). En la cabecera destaca un conjunto escultórico formado por las figuras de San Francisco de rodillas ante la imagen de Santiago Apóstol y un bajorrelieve de la “Última Cena” de Cristo con sus discípulos. Los ventanales están decorados con motivos franciscanos.

“BIBLIOTECA”: En ella se conservan numerosos volúmenes (más de 80.000), entre ellos algunos “incunables”.

CENTRO CULTURAL-SOCIAL “XOÁN XXIII”: Está situado en un edificio adyacente al convento con entrada por la calle “Castiñeiros”. Surgió como iniciativa de un grupo de frailes a finales de los años 60 del siglo XX. Actualmente es un centro cultural-social que ofrece la posibilidad de realizar diversos cursos formativos y de tiempo libre. Por sus aulas han pasado ya miles de alumnos. En la misma entrada del Centro se puede contemplar “O Santiño das Pombas”, monumento a San Francisco inaugurado con motivo del 25º aniversario del nacimiento del Centro. (ver web Centro Juan23)

ALBERGUE “XOÁN XXIII”: Forma parte del complejo del Centro “XOÁN XXIII”. Abrió sus puertas hacia 1971 para la acogida de peregrinos. Al poco tiempo se convirtió en lugar temporal de acogida de los “sin techo” (personas que no tienen en donde pasar la noche). Actualmente cuenta con un servicio de acogida nocturna (34 camas y eventualmente 2 más), y otro de lavado de ropa y aseo personal. También se ha habilitado un espacio como ropero.

LA IGLESIA DE SAN FRANCISCO

La iglesia conventual de San Francisco hunde sus raíces históricas en los siglos XIII y XIV, coincidiendo con la fundación del convento. Se cree que aquella primera construcción se extendía de este a oeste (en el espacio que hoy ocupa la portería conventual) y que respondía al estilo gótico. A esta primera construcción sustituirá el templo actual, obra ejecutada en el siglo XVIII. La fachada del templo se concluyó en el siglo XVIII, tal y como atestigua una inscripción: BENE FUNDATA EST DOMUS DOMINI. ANNO 1783” . La fachada está formada por dos cuerpos: el primero de orden dórico y el segundo de orden jónico. En el centro preside el conjunto una imagen del pobre de Asís obra de José Ferreiro (1780). La planta del templo es de cruz latina con tres naves (67metros de largo x 26,50 de ancho). La majestuosa cúpula se eleva hasta los 38,50 metros. La nave central mide 14,50 metros de ancho y su techo se eleva hasta los 28 metros. Las naves laterales miden 6 metros de ancho x 8 de alto. Las pilastras son de estilo toscano.  

EL MONUMENTO A SAN FRANCISCO

En el Campillo de San Francisco, mirando hacia la calle del mismo nombre, se alza robusto el “monumento”, obra escultórica de Francisco Asorey iniciada en el año 1.926 (7º centenario de la muerte de S. Francisco). Estamos ante un resumen en piedra de los orígenes del movimiento franciscano. En la cima el Santo, respaldado por Cristo crucificado, parece querer abrazar a los viandantes que acceden por la calle de su mismo nombre a la basílica compostelana. En la base del monumento personas de toda condición (familias, obispos, reyes, guerreros, labradores...), plantas y animales, simbolizan la amplitud del movimiento que originó este “siervo de Dios” cuyo único empeño consistió en amar al prójimo y a toda la creación.