SOS POR LA HERMANA Y MADRE TIERRA.

En los últimos tiempos hemos asistido atónitos al efecto devastador que las llamas pueden llegar a tener sobre nuestras vidas, directa o indirectamente. Los incendios forestales son una plaga que hay que erradicar con medidas preventivas, pero sobre todo con el fortalecimiento de una conciencia cívica, ciudadana, que nos haga comprender que si hablamos del medio ambiente, de la naturaleza, estamos refiriéndonos a nuestro hogar, al espacio vital que nos propicia una calidad de vida esencial. La estampa de un bosque calcinado no deja de ser una invitación a la tristeza, puesto que es, en cierto modo, un fracaso del ser humano. Por eso no debemos obviar, o tratar de esquivar, el conocer, el ver con nuestros propios ojos, el dantesco escenario para así reaccionar desde las entrañas y proclamar, con una auténtica opción y hechos, un “nunca máis” fiable y efectivo.

Según los relatos genesíacos, Dios entrega la tierra al ser humano, mujer y hombre, para que la dominen. Mejor dijéramos, por el equívoco que pueda conllevar el referido término, para que la “domestiquen”, para que la recreen siempre a favor de la vida digna que merecemos. De ahí que la teología, la fe misma, tenga mucho que ver con el medio ambiente. Quizás necesitemos una especie de eco-teología, o ecología teológica que nos ayude no sólo a reflexionar acerca de la importancia capital del medio sino sobre todo a valorar, a admirar, a amar la naturaleza, que es expresión misma del Dios creador en el que creemos. Siglos atrás, un hombre de refinada y viva sensibilidad, Francisco de Asís, captaba este valor sacramental de la Tierra, a la que llamaba “Hermana y Madre”, en su famoso “Cántico de las criaturas”. Tener conciencia ecológica también forma parte de la esencia del Evangelio: “mirad los lirios de los campos, mirad a los pájaros del cielo…” A este paso no habrá flores que contemplar en nuestros campos, ni pájaros que aniden en los árboles. Lancemos un SOS por nuestra casa común. Que el único fuego que nos consuma sea el del Espíritu que remueve nuestras entrañas y nos hace ser más justos y solidarios.

Paco Castro. ofm santiago. pacocastro7@hotmail.com
Publicado en revista temática. Septiembre 2006.